octubre 25, 2010

palabras de consuelo y aliento...

Palabras de consuelo y aliento...

[Image] sentirte impotente ante el suceso, el no saber qué hacer ni cómo restaurar dicha situación desagradable; a su vez, verte expuesto a lavulnerabilidad de tu existencia. Miles de explicaciones sociológicas existen para comprender la cruda realidad histórica, económica y política por la que estamos pasando en este país, éstas se las dejo a los analistas sociales como tú. Me inclino por buscar los razonamientos existenciales.





 Es un hecho que a tal acontecimiento, el de que alguien ajeno te amenace y te quite algo que te pertenece, lo clasifiquemos como desagradable, detestable, nos ocasiona rabia, tristeza, aflicción dolorosa y por tal motivo sufrimos. [Image] No obstante, tu persona física en ese preciso instante –como todos y cada uno de los momentos de la vida– se vio expuesta a circunstancias y condiciones específicas. Se dice que nada ocurre de la nada, “algo” previo tuvo que existir para que ocasionara lo siguiente –causa/efecto–. En este punto en particular me quiero detener a reflexionar contigo. A este fenómeno existencial se le ha denominado la ley de causalidad (karma). Tus acciones previas (materializadas), tus estados emocionales anteriores (inmateriales pero expresados) y las circunstancias del medio exterior generaron las condiciones para que algo desagradable aconteciera. Podemos seguir rastreando los orígenes de las causas, pero ello no soluciona lo acontecido ni calma nuestro sufrimiento; para abreviar el sin fin de “por qué a mí”, llegamos a la conclusión certera de que lo desagradable produce malestar y lo agradable genera placer. El karma no es castigo, la ley de la causalidad es tanto constructivo como destructivo. Así, el suceso desagradable que acabas de vivenciar te lleva a introspectar tus acciones, pensamientos y palabras. Ello, a su vez, conlleva a responsabilizarte de tus comportamientos y de no culpar el exterior. Toda esta perolata es para entender que el ser vive el momento presente, instante a instante, acontece y se va, surge y se desvanece. No es necesario que te apegues al momento, te aferres y solidifiques el momento, ya sea agradable o desagradable. Ya pasó, tu estado emocional sigue fluyendo, suelta el malestar de perdida que te aqueja. Pero, aún así, las palabras no necesariamente sanan la aflicción. Nuestro aferramiento a lo MIO requiere de recuperar lo arrebatado. El objeto, la herramienta de trabajo (laptop y celular) es parte de tu ser. Pareciese que te han quitado un brazo, o lo que es peor, que te han extirpado tu cerebro. Tu base central ha desaparecido, alguien te la quito. AUXILIO!!! AYUDAAA!!!!Aún que llegases a encontrar al ladrón y lo castigaras no resuelve el que desaparezcan de la humanidad los seres “infernales” –aclaro, el uso de metáforas me ayuda para darle mayor significado a mis palabras–. Sólo quieres recuperar lo TUYO, lo que te pertenece y que nadie se meta con tus pertenencias. Otro punto específico a introspectar. Entramos al terreno de los objetos materiales, éstos también nos generan satisfacción o aflicción. A este fenómeno se le denomina APEGO. ¿Qué pues, como dijeran los morelianos, no que tú muy desapegado a las cosas? Sí, pero es MI compu, parte de mi YO físico y mental, sin ésta Yo no existo. Afortunadamente[Image] eres precavido y la información archivada está segura. Fiuuu!!! Además, eres de los sujetos que cuenta con condiciones de vida que te permiten adquirir otro aparatito sin mayores problemas. Ves, la ley de la causalidad así funciona, quita y da. También, tú has generado acciones y flujos mentales que te llevan a experienciar “karma positivo”. El lado constructivo del mal acontecimiento es que ahora tienes el pretexto perfecto para adquirir la última versión de laptop. Es momento de renovar. Esta nueva situación si te genera alegría, pensar positivamente sí que alivia tu malestar. Eres un ser sintiente muy afortunado. Como esta experiencia hay otras tantas más en tu cotidianidad que te avisan con precisión a estar atento, momento a momento, en tu presente, en el aquí y ahora. Reconozco tus virtudes y cualidades. Eres excepcional, digieres con facilidad, tomas los nutrientes necesarios y lo demás lo deshechas. Desde lo poco que te conozco, sé que no generas resentimiento, ni enojo, ni odio, ni rencor, ni miedo hacia aquellos sujetos que por mil y una causas tienen un comportamiento destructivo. Con rapidez fluyes y enfocas tu energía en generar proyectos sociales que orientan, educan, apoyan y ayudan a construir una sociedad más equitativa e igualitaria. Reflexionar contigo me ayuda a asentar mi motivación de ser una persona positiva que, por un lado, calme mi insatisfacción personal y por otro, me permita a ayudar a otros, que al igual que yo, pasan por situaciones desagradables. Te quiero mucho,[

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