abril 09, 2008

Culturas "indias" en peligro

El día de ayer, en clase, al escuchar la lectura del libro del Dalai Lama, “Abriendo los ojos a una Nueva Conciencia”, tal como lo expresé, me sigue dando vueltas en la cabeza, me consternó. Poco a poco, voy aprendiendo que el espacio de clase, no necesariamente es el espacio de polémica y reflexión. De manera que, abusando de la confianza entre tú y yo, me atrevo a escribir estas líneas. Efectivamente, constato que estamos ante un Lama con características ejemplares como persona para la humanidad. En clase, también quise expresar que, con sus debidas distancias y deferencias, lo que está pasando desde hace 50 años y actualmente en el Tibet, de cierta manera fue lo que pasó en la época de la Conquista en América. Los “otros” arrasaron con grandes civilizaciones, destruyeron y sepultaron muchísimo conocimiento, impusieron ideologías, religiones, asesinaron y mandaron a la inquisición a miles y miles de personas. Como bien dice uno de mis maestros de antropología, Andrés Medina (“La cosmovisión mesoamericana: una mirada desde la etnografía”, en Broda, J., 2001: 67): “Una larga cadena de desencuentros y la ausencia de diálogo han caracterizado las relaciones de los pueblos indios con el resto de la sociedad desde la fundación misma de la nación, a menos que la discriminación racial, la explotación inmisericorde y el etnocidio sean asumidos como las formas de relación en que se funda el diálogo”. No obstante, estamos frente a “otro tipo” de choque de fuerzas culturales. Que para mi asombro puedo ver a través de imágenes en la televisión, hacer consciente y entender desde análisis sociológicos y políticos las causas de dichas mascares, sin que por ello mi capacidad racional se niegue a reconocer que esta forma social sea utilizada para el trato entre iguales. Una cultura tibetana es obligada al exilio, pero su sabiduría acerca del potencial humano les permite a sus líderes, maestros y practicantes ir más allá de las fronteras, culturas y etnias. Por ser un territorio estratégicamente geográfico para desarrollar una política y economía internacional, es una cordillera fronteriza con India poderosamente rica en yacimientos de oro y uranio, el Tibet se convierte en un blanco para los intereses de potencias que creen en el armamentismo nuclear, incluyendo la India. Hace 50 años, al ser expulsados, después de una segunda guerra mundial, el baluarte era defender un territorio, un espacio donde vivir, abogar por una libertad de creencias y lengua, hoy se “lucha” por los derechos humanos, una cultura en extinción; como lo son tantas culturas étnicas en el mundo. Aquí otra comparación, la sabiduría que los pueblos indígenas mexicanos quedó literalmente sepultada, encontrar y hacer resurgir dicha cultura, simplemente no le veo ni por donde. “A lo largo de los 500 años que siguen a la derrota militar de la Triple alianza, bajo el sometimiento al régimen colonial y en los gobiernos liberales del siglo XIX el indio es considerado un “salvaje” y su cultura como un producto del demonio, o cuando mucho una especie de menor de edad que requiere protección, tutoría, y al que puede engañarse fácilmente” (ibidem: 68). Existen tantos y tantos pre-juicios por parte de los “actuales” mexicanos para reconocer lo que hay dentro de sus culturas. Además, tratar de escudriñar el “verdadero” conocimiento de aquel “otro” que fue impuesto, pues es tarea de otros tanto años más. ¿Qué cultura lo resiste? No obstante, la cultura tibetana salió al mundo, ha puesto a su disposición su conocimiento, ha enseñando a los “otros” y ha aprendido a conversar con los “otros”, a dialogar, reflexionar y aprender desde diversos sistemas de conocimiento, en pocas palabras, se ha puesto a la altura, se ha colocado frente a las nuevas circunstancias, épocas y conocimientos en diversas disciplinas científicas. Al mantener un entendimiento de cambio, de la impermanencia, el budismo tibetano (sistema ideológico que forma parte de la cultura tibetana) se ha podido re-adaptar y re-ajustar a los seres humanos contemporáneos, con ideologías y creencias diferentes. Esto es verdaderamente sorprendente!!! Desde mi poco entendimiento de ambas culturas, la indígena mexicana y la tibetana, encuentro puntos de comparación muy interesantes -en específico hablo de aquellos “restos” que nos han llegado de culturas prehispánicas como Mayas o Aztecas o bien de culturas mesoamericanas como varios de los “pueblos indios” tzetzales, tarahumaras, huicholes, nahuas, entre otras-, unas con mayor influencias externas, otros no tanto, y la actual etnia tibetana. Ambas por diversas circunstancias históricas quedaron “encapsuladas”. Sobre todo, ambas culturas desde un sistema no teista son de una enorme producción de conocimientos acerca de la constitución de la persona, del tratamiento de la salud y su íntima relación de cuerpo y mente, desarrollaron un corpus de conocimientos sobre la medicina tradicional, una lengua propia con formas distintas de percibir y concebir el mundo. Desde un conocimiento más allá de lo terrenal y natural, otras “fuerzas anímicas” que mueven el planeta desde tiempos sin principio, que viven y se presentan a los humanos en casos extraordinarios, a través de ciertos líderes espirituales según las circunstancias. La transmisión de estos conocimientos ha tomado vías distintas y metodologías diversas. Si bien ambas culturas han recurrido a la transmisión oral y a la practica, desafortunadamente, para el caso de las culturas mesoamericanas no contamos con una sistematización escrita de dichos conocimientos. Ello ha sido una de las razones por las cuales este saber tradicional ha sido mal comprendido o quedado en el olvido, por parte de quienes no compartimos dicha cultura.

No hay comentarios.: