octubre 22, 2006

Se queda la idea en el tintero

La semana pasada, para ser exactos, miércoles, jueves y viernes estuve en Taxco, en el marco de la Reunión Nacional del proyecto "El Atlas de los Pueblos Indígenas" que coordina el INAH, y en el cual, una servidora coolabora realizando un estudio sobre el ciclo de vida de los purepechas de Angahuan, Michoacán. El caso fue que estando allá me surgieron mil y un ideas de como elaborar uns síntesis de lo que estaba pasando en dicha reunión. Y por una u otra cosa las ideas se quedaron en el tintero. No obstante, aunque de nuevo han pasado otros eventos interesantes que comentar, me voy a centrar a platicarles algunos detalles que me pasaron en Taxco. Las sesiones estuvieron organizadas, durante los tres días, por cinco mesas de trabajo matutinas y vespertinas. En cada mesa participaron 4 o 5 equipos correspondientes a la zona indígena o bien al grupo étnico que se estudia, de manera que, norte, sur, occidente, poniente y centro del país quedo representado.
Por la mañana del miércoles fue una gran ceremonia de inauguración donde me enteré que había fallecido el Dr. Jaime Lidvakc excelente arqueólogo, lo sentí mucho. Posteriormente, la directora del proyecto la maestra Gloria Artiz nos dirige un largo discurso que bien nos pareció un informe pormenorizado de su gestión, de los logros y aciertos de dicho proyecto que viene trabajando desde 1998 y que tiene el reto de concluir en 2008 gracias al subsidio económco que otorga Conacyt. Mencionó las tantas obras publicadas hasta el momento, las líneas temáticas que se han desarrollado, los muchos de los investigadores que participan, con ello, México cuenta con una obra etnográfica de punta sobre los pueblos indígenas actuales del país. A mi pregunta directa a la maestra que el porqué de su despedida, me contestó: "no sabemos que va a pasar en el INAH en el próximo sexenio, y deseo asegurar que el proyecto concluya sus metas y objetivos en el tiempo que nos hemos propuesto." Bien, pasemos a las mesas de trabajo. La línea temática que en este año se trabajó se avocó al estudio de los "procesos rituales", después de haber cursado un seminario específico sobre el tema, en el cual expusieron los "grandes" de la antropología, cada equipo escogió uno de los tantos rituales que los grupos étnicos realizan año con año en su comunidad. En las exposiciones de mis colegas quedaba claro el por qué habíamos escogido dicho ritual, los problemas metodológicos y teóricos que planteba su descripción y anáilisis. Todo ello, nos enriqueció como especialistas enormemente, una vez más, me quedé maravillada de la diversidad cultural con la que cuenta México, desafortunadamente, drásticamente desconocida por la mayoría de los mexicanos. Acerca de los mayas del sureste conocímos un ritual de iniciación a los niños a los pocos meses de vida, éste garantiza y ayuda a que el niñ@ crezca con buena salud e ilumine sus pasos en el transcurso de su vida. Otro más fue sobre los tzotziles y su ciclo agrícola relacionado con el matrimonio y la vida ceremonial alrededor de los santos. Sobre los purepechas y nahuas de Michoacán expusimos los ritos propiciatorios tanto para fertilidad de los campos como en la iniciación de los jóvenes dentro de la organización comunitaria. De los grupos del centro se habló de la relación de los individuos con los ancetros y se describieron varios cultos a los cerros, todos llenos de detalles. En una zona interesante entre Morelos y el Alto Balsas de Guerrero se llevan a cabo una serie de rituales que nos hablan de ¨la fuerza¨en la muerte y en el matrimonio. Por su parte en la sierra norte de Puebla, los compañeros nos presentaron una metodología interesante de como segmentar el ritual y elaborar un análisis estructural del rito. En contrapunto los de la husteca del sur llaman nuestra atención hacia un ritual protector contra los malos tiempos, el ciclón. Un ritual donde comparten nahuas, otomis, tepehuas y totonacos distintas creencias pero, que sin embargo, todos juntos llevan a cabo un mismo ceremonial. En el último bloque expusieron los equipos del norte, unos se centraron en el ciclo agrícola y ritos de iniciación, como el de las mujeres seris y otros sobre la semana santa. Sin abusar de su paciente atención, me llevaría varios párrafos más hablar en detalle de cada ritual, no quiero dejar de lado una breve descripción etnográfica del comportamiento de los antropólogos que se reunen para llevar a cabo una especie de ritual/perfomance. Todos son brillantes, conocen su oficio, son especialistas. Se reunen, sobre todo, para recibir un reconocimiento por parte de sus compañeros; para lo cual, cada uno hace alarde de sus habilidades de exposición, muestra sus capacidades intelectuales, no sin añadir una gran dosis de arrogancia. A unos se les aplaude y felicita, a otros se les deja en rídiculo frente al público, y a una mínoría se les agrede personalmente. Tras bambalinas, en el cuchicheo, se perciben envidias, habladurías, chismes, enojos. Así es el ambiente competitivo de la academia, a cuanto más, su anhelo es lograr ser el representante de la vanguardia en la antropología mexicana. En la mesa se han expuesto como le hacen los "otros" para llevar cabo tal o cual rito de pasaje, ya sea del propio individuo (ciclo de vida) como de su relación con la naturaleza. Aún falta por estudiar como le hacemos "nosotros" al momento de exponer sobre los "otros".

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